Teja de pizarra: ¿un término incorrecto?
Tradicionalmente, el término teja se ha utilizado para denominar a la pieza de barro cocido que se coloca sobre un tejado con la función de canalizar el agua de la lluvia.
La aparición de cada vez más productos artificiales que intentan imitar a la pizarra ha hecho que el término se extienda también a este material. De esta manera, es habitual ver el uso de la expresión ‘teja de pizarra’ para referirse a la pieza de pizarra que se coloca en un edificio para formar su cubierta.
Los profesionales del sector (productores, instaladores, arquitectos) suelen referirse al producto únicamente como pizarra, evitando la utilización de la palabra teja. De esta manera, intentan diferenciar y resaltar el valor del material natural frente al producto cerámico creado artificialmente.
En algunas regiones con larga tradición de uso de la pizarra como material de construcción (Galicia, Occidente de Asturias), se le llama ‘lousas’ a las pizarras que se colocan en la cubierta y ‘lousado’ al tejado de construido con ellas.
Diferencias entre la teja cerámica y la teja de pizarra
Teja cerámica
El principal componente de la teja cerámica es la arcilla que se emplea para elaborar el barro utilizado en la fabricación de las piezas.
Su fabricación consta de varias etapas o procesos: desmenuzado y mezcla de la arcilla, molino (triturado de la arcilla), amasado (se añade agua para formar el barro), mezclado final y extrusionado (se extrae el aire, se añade más agua y se compacta el barro), cortado (se da forma a la pieza), secado (se evacua el agua), pintado y finalmente cocción (se introducen las tejas en un horno durante 24 horas).
Las tejas suelen contener aditivos como el carbonato de bario que se usa para evitar eflorescencias (manchas blancas) y pinturas que se emplean para conseguir el acabado deseado.
Existen distintos diseños de tejas, las más populares son la teja árabe que tiene forma curva y la teja romana que tiene una pieza central plana (pieza canal), los bordes laterales levantados y la cobija curva.
Teja de pizarra
La pizarra es una roca metamórfica de origen sedimentario que data del período Ordovícico (hace 550 millones de años). Se compone principalmente de cuarzo, sericita y minerales del grupo de la clorita.
Su color depende de la estructura mineral y del tamaño de los granos minerales que definen su composición, razón por la que cada pieza es única e inimitable.
La teja de pizarra es el resultado de dividir los grandes bloques extraídos de las minas y canteras en piezas o lajas planas y delgadas. Al contrario que la teja cerámica y otros productos sustitutivos, el proceso productivo de la pizarra es sencillo y no requiere de la utilización de químicos ni aditivos.
Para obtener el producto que se instalará en la vivienda, sólo son necesarios procesos de transformación mecánica, en su mayoría artesanales, como el serrado (los bloques provenientes de la cantera se cortan en diferentes tamaños), el labrado (la pizarra se exfolia en láminas) o el biselado (se biselan los cantos para facilitar el deslizamiento del agua).
Esta roca proviene de sedimentos arcillosos que han sido sometidos a altas presiones y temperaturas durante millones de años. La pizarra ya ha sido moldeada y “cocida” por la naturaleza por lo que en su fabricación tampoco es necesario el empleo de hornos.
En España los modelos más habituales empleados en tejados de pizarra son el rectangular y el rombo, en tamaños que pueden variar desde 32×22 hasta 40×25 y con espesores de 3,5mm o 5mm.
Uses el término que uses para referirte a la pizarra, lo importante es que conozcas las diferencias entre los distintos materiales para la cubierta y por qué la pizarra natural es la opción más ecológica y duradera.