Mansarda: la popular cubierta de origen francés que no se debió llamar así
La mansarda es un tipo de cubierta fácilmente identificable por sus característicos dos faldones, el inferior mucho más inclinado que el superior, lo que permite un aprovechamiento muy eficaz del espacio interior. Debe su nombre a François Mansart, pero ¿inventó realmente el diseño este arquitecto francés?
Casi medio siglo antes del nacimiento de Mansart, en 1546, Pierre Lescot proyecta el ala suroeste de la plaza principal del Louvre. ¿Y qué solución propone para el tejado? Una cubierta quebrada con las mismas características que luego se popularizaron bajo otro nombre.
Sin embargo, esta cubierta está unida indisociablemente al apellido Mansart. Es Jules Hardouin-Mansart, sobrino nieto del anterior y uno de los arquitectos de cabecera de Luis XIV, quien da el paso definitivo para popularizar la mansarda al incluirla en el Palacio de Versalles.
La clave del éxito de la mansarda es que aúna perfectamente el elemento ornamental con una alta funcionalidad. Es atractiva visualmente a la vez que es una solución ideal para ganar espacio en el último piso. Por eso está presente en palacios y edificios residenciales.
El elemento diferencial de esta cubierta es el quiebro que separa el faldón inferior, que suele oscilar entre los 70 y 80 grados de inclinación, del superior, que no supera los 35 grados. La pizarra natural es el material perfecto para las mansardas, ya que se adapta perfectamente a este rango simplemente variando la técnica de colocación y el solape entre las piezas.
Estas son algunas de las características principales, sin embargo, las posibilidades son muy amplias, como se puede ver en este boceto:
El color oscuro de la pizarra natural aporta el toque sobrio y señorial concebido en el diseño original y gracias a la doble inclinación de la cubierta, que potencia con sus propiedades impermeables, facilita la evacuación del agua de lluvia.
Popularizada en palacios, la mansarda también desarrolló la picaresca para usos más mundanos. En el siglo XVIII, algunas de las normativas que limitaban la altura de los edificios tomaban de referencia la cornisa, dejando fuera la cubierta, que con el remate en forma de mansarda permitía ganar un piso adicional.
A pesar de su acuñación francesa, la mansarda se ha popularizado en todo el mundo y ha ido variando su estilo y apariencia. Un viaje que ha llevado a la cubierta hasta Hollywood de la mano de John Elgin Woolf, conocido como el arquitecto de las estrellas.
La mansarda es una de las cubiertas más utilizadas en todo el mundo. Si te interesa saber más sobre los tipos de diseños clásicos de los tejados, aquí explicamos sus principales características. ¿Eres más de cubierta a dos aguas? En este artículo también repasamos las razones de su éxito.