Pizarra en Japón: una historia centenaria
Todos los que han visitado Japón en alguna ocasión están de acuerdo en lo mismo: es otro mundo. La cultura, la historia y la sociedad son tan distintas a la europea que el visitante se llega a sentir trasladado a otro planeta. Todo, desde los pequeños detalles cotidianos a la sociedad en sí, son diferentes.
Esto también se aplica a la arquitectura tradicional japonesa, que emplea materiales ligeros y flexibles. La amenaza permanente de los terremotos ha creado una relación especial entre los edificios y la naturaleza. Dentro de este mundo tan diferente, es sorprendente y a la vez, reconfortante, encontrar un elemento tan familiar como la pizarra para cubiertas.
En Japón existen yacimientos históricos de pizarras en la península de Ogatsu (Sendai), los cuales tuve ocasión de visitar en 2019. Estos yacimientos han sido explotados desde hace siglos para fabricar principalmente piedras para tinta.
Demostración del uso de una piedra para tinta.
Las piedras para tinta se emplean para disolver las barras de tinta con las que se escribe o dibuja. Una buena piedra para tinta ha de ser fácil de trabajar y tener el acabado perfecto para que la barra de tinta se mezcle con el agua de manera adecuada. La roca que mejor cumple estos requisitos es la pizarra.
Las canteras de Ogatsu tenían fama por la calidad de su pizarra, de la que hay dos variedades, negra y gris. La variedad gris es la más apreciada para fabricar piedras para tinta. El color gris indica que tiene un elevado porcentaje de cuarzo, siendo este un mineral bastante abrasivo, lo que hace que la tinta se disuelva con mayor facilidad.
La variedad negra tiene menos cuarzo y es mucho más fisible, tiene mayor capacidad para abrirse en placas. En otras palabras, forma una pizarra para cubiertas excelente. Los lugareños han empleado de manera ocasional esta pizarra para sus cubiertas a lo largo de los siglos, pero de manera prácticamente anecdótica.
En 1887, los arquitectos alemanes Hermann Ende y Wilhelm Böckmann fueron invitados por el gobierno japonés con objeto de diseñar nuevos edificios que encarnaran la nueva era en la que entraba Japón. Japón acababa de salir del periodo Tokugawa, en el que llevaba desde 1600, manteniéndose aislado y ajeno al resto del mundo, para entrar súbitamente en la era moderna, en un nuevo periodo conocido como Meiji.
Como buenos alemanes, ambos arquitectos conocían la belleza y versatilidad de las cubiertas de pizarra. Al cerciorarse de que había pizarra disponible en Japón, la incluyeron en varios de sus diseños, siendo el más representativo el Ministerio de Justicia.
Antigua cubierta de pizarra estilo alemán en la zona de Sendai.
Con ello introdujeron en Japón los usos y diseños de la tradición pizarrera de Centroeuropa, al tiempo que se creó una pequeña industria en Ogatsu, cuya producción era absorbida por las obras que se realizaron en Tokio.
Los arquitectos japoneses aprendieron el uso de la pizarra en estas obras, siendo el más famoso Tatsuno Kingo, que diseñó la Estación de tren de Tokio, finalizada en 1914. Este edifico, de corte occidental, incorpora una extensa y elaborada cubierta de pizarra japonesa colocada siguiendo el estilo clásico francés.
Casi un siglo después, las remodelaciones y tareas de mantenimiento del edificio de la estación de Tokio contemplaban la sustitución de gran parte de las pizarras de la cubierta. Las canteras de Ogatsu tenían el material almacenado, preparado para su expedición, cuando sobrevino el terremoto y posterior tsunami de 2011.
Parte del diseño original de la cubierta de la estación de Tokio.
El tsunami golpeó de lleno a las canteras, que se localizan a poca distancia del mar, arrasando con toda la producción y prácticamente borrando del mapa la industria de la pizarra para cubiertas japonesa.
Debido a ello, el comité encargado de la remodelación de la estación de Tokio buscó una fuente alternativa de pizarra. Una de las cosas que distinguen a los japoneses es su gran dedicación al trabajo, que raya la devoción, junto con el espíritu de lucha y la perseverancia.
No es difícil adivinar donde encontraron la pizarra que cumplía sus elevados estándares de calidad. A los pocos meses de la catástrofe, una delegación japonesa visitaba las instalaciones de CUPA PIZARRAS, donde pudieron comprobar de primera mano que la pizarra española no tenía nada que envidiar a la japonesa.
A finales del 2012, la estación de Tokio lucía ya su nueva cubierta. Hoy en día, en Ogatsu, la industria de la pizarra japonesa se recupera lentamente, pero más enfocada a la producción de objetos artesanales que a producir placas para cubiertas.
Actualmente no sale rentable producir este tipo de material, debido al suministro constante y de calidad de pizarra española. Japón está redescubriendo lentamente la belleza de las cubiertas de pizarra, sobre todo en las zonas urbanas.